El pasado día 3 de abril, nos dispusimos a recolectar muestras de Juniperus phoenicea en la población relíctual de Cabo Cope (Águilas). El motivo es un estudio filogenético y filogeográfico más amplio sobre Juniperus turbinata y especies afines en el ámbito del Mediterráneo y Macaronesia, proyecto sufragado por el Ministerio de Economía y Competitividad (Filogeografía y variabilidad genética de Juniperus turbinata en el Mediterráneo y Macaronesia (CGL2011-30099)).
Marina de Cope
Practicando el vuelo con paramotor en Cabo Cope
La población de Cabo Cope, corresponde a un relicto que probablemente se instaló en la zona con anterioridad a la crisis salina del Messiniense, hace aproximadamente 5,5 millones de años. Concretamente, en el Tortoniense, un poco antes, este complejo de sierras costeras aguileñas y lorquinas estuvo aislado por mar durante cientos de miles de años, lo que ha provocado una impronta singular a nivel florístico, aumentada por el contacto posterior con el norte de África y un clima y geología peculiares.
Aunque el objetivo principal era la recolección de material vegetal de las sabinas, aprovechamos la salida para prospectar el promontorio de Cope y otras zonas adyacentes. Desafortunadamente, este año la pluviometría no ha acompañado y el aspecto del matorral y los prados de anuales es bastante pobre.
Sabinar de Cabo Cope
Destacamos algunas de las plantas encontradas como Periploca angustifolia y Salsola papillosa, entre las protegidas, consideradas como Vulnerables a nivel regional. Otras especies incluidas en la categoría de Interés Especial son Osyris lanceolata, Teucrium lanigerum, Lycium intricatum, Rhamnus hispanorum, Launaea lanifera, Sarcocapnos enneaphylla s.l., Teucrium freynii y Mauranthemum decipiens, esta última, a pesar de las escasas lluvias, abundante en ambientes subrupícolas.
Mauranthemum decipiens
Otras especies que hemos observado y que dan personalidad a estos matorrales murciano-almerienses termófilos son Galactites duriaei, Asparagus albus, Frankenia corymbosa, Coronilla juncea, Phonus arborescens, Satureja cuneifolia var. canescens, Thymus hyemalis, Sideritis ibanyezii, Artemisia barrelieri, Distichoselinum tenuifolium, Fumana laevipes, Launaea arborescens, Withania frutescens, etc, y entre los geófitos, Asphodelus cerasiferus, Asphodelus ayardii, Urginea maritima, Lapiedra martinezii, Gynandryris sisyrinchium, Dipcadi serotinum y una de las orquídeas más comunes, Ophrys speculum, considerada un “todoterreno” que conquista los territorios más cálidos y secos de la Región. Numerosas rosetas han quedado este año sin florecer, entre las que, sin duda alguna, se encuentran al menos Ophrys fusca y Ophrys tenthredinifera, especies que este año no hemos tenido la fortuna de observar en floración en aquel enclave.
Pastizales de Gynandriris sisyrinchium
Grupo de Ophrys speculum
En los aledaños del Cabo Cope hemos prospectado nuevas localidades de una planta muy querida por nosotros, Helianthemum motae, que vive en láguenas en esta zona.
También hemos encontrado algunos terófitos iberoafricanos de interés como Calendula tripterocarpa, Misopates microcarpum y Plantago notata, esta última, una especie mediterránea, relativamente común en el norte de África y Oriente Próximo, que sin embargo, se encuentra amenazada en la Península Ibérica.
Misopates microcarpum
Plantago notata
A lo largo de la excursión hemos podido constatar la presencia en hábitats naturales de diversas especies catalogadas recientemente como invasoras, como es el caso de Opuntia, Cylindropuntia, Aloe, y sobre todo, Acacia, especie que en los últimos años se ha extendido por muchas vaguadas.
Habitat natural de cornical invadido por las paleras en las proximidades de Calabardina
También nos hemos encontrado con diversos ejemplares de Tetraclinis articulata (sabina de Cartagena), sin duda alguna, plantados. La conveniencia de repoblar con esta especie en lugares distintos a su areal supuestamente natural, es controvertida, nosotros nos limitamos a comentarlo.
Tetraclinis articulata plantado en Cabo Cope