Flora de Murcia


El medio físico

La región de Murcia se encuentra en el sudeste ibérico, con una extensión de 11.320 Km2 (3.23% de la superficie de la España peninsular). En su conjunto, casi una cuarta parte corresponde a tierras bajas por debajo de 200 m de altitud, el 45% corresponde a altitudes medias, entre 200-600 m y el 32% de 600 a 2.000 m. El relieve es complejo, destacan las altas montañas béticas del noroeste con altitudes que suelen superar los 1.300 m hasta los 2.021 m de Revolcadores, éstas constituyen una barrera natural de los temporales de poniente, por lo que las precipitaciones en la zona son mayores. Además existe un conjunto de montañas más o menos elevadas hacia el centro de la provincia, destacando de oeste a este: sierra del Gigante, Cambrón, Espuña, Ricote, La Pila, El Carche y Salinas. Al norte de estas sierras se presenta un territorio con altitudes superiores a los 500-600 m. En la mitad sur provincial destacan las grandes llanuras y valles del Segura, Guadalentín y campo de Cartagena, con altitudes no superiores a los 200 m, interrumpidas por sierras de escasa o media altitud (Carrascoy, Columbares, Almenara, etc.). En la franja costera se presenta un relieve montañoso.

El 97% de la región se encuentra en los dominios de la cuenca del río Segura. Además del cauce principal, que atraviesa la Región desde el embalse del Cenajo a Beniel, se presentan diversos afluentes entre los que destacan los ríos Moratalla, Argos, Quípar, Mula y Guadalentín por el margen derecho, este último con una gran superficie de cuenca. Además, son frecuentes grandes ramblas que suelen aportar aguas salobres con una vegetación característica de tarayales y comunidades de chenopodiáceas crasas, destacando las ramblas del Moro, Judío, Tinajón, Salada, Agua Amarga, etc.

A lo largo de la cuenca del Segura se han establecido numerosos cultivos tradicionales de regadío, extendidos en los últimos años hacia otras zonas como el campo de Cartagena, debido al aporte del trasvase Tajo-Segura. En conjunto, la superficie irrigada ha llegado casi hasta las 200.000 Ha.

Desde el punto de vista geológico, la mayor parte de la Región se encuentra dentro del ámbito de las montañas béticas, que suelen estar rodeadas por depresiones con materiales neógenos y cuaternarios. Las montañas van generalmente en dirección suroeste-noreste. De acuerdo con la estratigrafía, tectónica y aspectos paleobiogeográficos podemos distinguir:

Zona Bética en sentido estricto: ocupa las sierras litorales y sublitorales hasta las sierras de Carrascoy y Espuña. En ellas dominan pizarras, esquistos y cuarcitas, así como diversos afloramientos volcánicos. Suelen presentarse con carácter más puntual calizas y dolomías.

Zona Subbética: presente sobre todo en la zona central donde dominan margas, arcillas, margocalizas y calizas en las altas montañas (sierras de la Pila, Ricote, Los Alamos, etc.). En esta zona son frecuentes los afloramientos yesíferos con una vegetación y flora características.Zona Prebética: presente en el tercio norte provincial. El dominio del prebético interno se caracteriza por altas montañas calizas y dolomíticas, corresponde a la zona más fresca y lluviosa de la Región, que se introgrede con el dominio subbético. El prebético externo presenta montañas menos elevadas, generalmente con calizas y dolomías, pero con depresiones en las que suelen ubicarse margas y materiales cuaternarios. El límite entre ambos dominios está relacionado con una gran falla a la que se asocian afloramientos diapíricos (de Moratalla a Jumilla) y volcánicos, sobre todo en el prebético externo, constituyendo además un gran depósito de aguas subterráneas.

Los materiales postorogénicos son muy frecuentes en la Región, destacando los depósitos de margas, arcillas, rocas evaporíticas y conglomerados. En diversos enclaves se presentan las margas en cuencas de depósito y sinclinales, desde Salmerón (Moratalla) hasta la cuenca del río Mula, ramblas del Moro y Judío (Cieza), depresiones de Fortuna, Lorca, etc. Toda esta zona presenta taludes descarnados y erosionados, -“bad-lands” o tierras malas-, con una vegetación característica dominada por Salsola genistoides, Capparis spinosa, Limonium caesium, Anabasis hispanica, etc.

Los depósitos cuaternarios están presentes en grandes zonas de llanura y cuencas de los ríos (Lorca, Totana, Alhama, huerta de Murcia, campo de Cartagena, etc.) a veces formando glacis espectaculares (Cabeza del Asno -Cieza, Calasparra-). En general, se trata de terrenos ocupados por las mejores zonas de cultivo tanto de secano como de regadío.

Bioclimatología

La región de Murcia presenta una considerable variedad climática. Teniendo en cuenta diversas aproximaciones bioclimáticas establecidas por Rivas-Martínez, relativas a la temperatura (termótipos) y a la pluviometría (ombrótipos) pueden reconocerse:

a) Termótipos

El territorio murciano se encuentra dentro del macrobioclima mediterráneo. De los 5 pisos bioclimáticos reconocidos en la península Ibérica, podemos distinguir claramente 4 de ellos, que se caracterizan en función de los parámetros indicados en el cuadro siguiente. En el Mapa 1 puede observarse el territorio que ocupa cada uno de estos pisos.

Piso T m M ItTermomediterráneo 18 a 19 5 a 10 14 a 18 350 a 470Mesomediterráneo 13 a 18 -1 a 5 9 a 14 210 a 350Supramediterráneo 8 a 13 -4 a -1 3 a 9 70 a 210Oromediterráneo 4 a 8 -6 a -4 1 a 3 -10 a 70

T=Temperatura media anual m=Temperatura media de las mínimas del mes más frío M=Temperatura  media de las máximas del mes más frío It=Indice de termicidad [It = 10(T+M+m)

A su vez cada piso puede estar dividido en varios horizontes o subpisos.

Piso termomediterráneo

Se presenta en cotas bajas desde el nivel del mar hasta 300-400(500) m. En este piso podemos distinguir un horizonte inferior, en el cual las heladas son improbables, hecho que ha permitido la supervivencia de especies de origen paleotropical muy sensibles al frío, tales como los iberoafricanismos Maytenus senegalensis subsp. europaea y Periploca angustifolia. Se presenta en la franja litoral de forma continua, pudiendo penetrar hacia algunos puntos aislados del interior, sobre todo en solanas muy caldeadas (Santomera, Totana, etc.).

En el horizonte superior pueden darse heladas débiles durante los meses de diciembre a febrero, que excepcionalmente pueden llegar a los -6 ºC. Aunque desaparecen los elementos florísticos anteriormente mencionados, son frecuentes otros considerados como termófilos, tal es el caso del palmito (Chamaerops humilis), más frecuente en la costa, Asparagus albus, Aristida coerulescens, Eragrostris papposa, Arisarum simorrhinum. Además, presentan claramente su óptimo algunas especies cultivadas o ligadas a cultivos como diversos cítricos (Citrus sp. pl.) y el vinagrillo (Oxalis pes-caprae).

Piso mesomediterráneo

Está ampliamente distribuido, sobre todo en la mitad norte de la Región. Por lo general se presenta en altitudes comprendidas entre 300-400(500) m y 1.100(1.300) m.

Se pueden distinguir dos subpisos, uno cálido caracterizado por la presencia de elementos claramente termófilos como el baladre (Neriun oleander), mirto (Myrtus communis), lentisco (Pistacia lentiscus), jaguarzo (Cistus monspeliensis), zarzaparrilla (Smilax aspera), Hyparrhenia pubescens, Ephedra fragilis, Anthyllis terniflora, Rubia peregrina subsp. longifolia, etc., que dependiendo de la orientación -solana-umbría-, no suelen sobrepasar los 700-800(1.100) m. Este subpiso está muy extendido en los territorios manchego-murciano, manchego-espunense, murciano-septentrional y sierras murciano-almerienses del sur (Almenara, Carrascoy). El subpiso frío está mucho más extendido en altitudes medias del noroeste, sobre todo en el campo de Caravaca (subsector Manchego-Espunense) y zonas más frescas de Jumilla y Yecla (subsector Manchego-Xucrense). Dentro de este dominio son relativamente frecuentes especies como Genista mugronensis subsp. mugronensis, Teucrium leonis, Salvia lavandulifolia s. l., etc. El tránsito hacia el piso supramediterráneo se caracteriza por la desaparición paulatina del esparto (Stipa tenacissima), albardín (Lygeum spartum), el chaparro (Quercus coccifera), siendo cada vez más frecuentes los matorrales pulvinulares de caméfitos.

Piso supramediterráneo

Presente en altitudes comprendidas entre 1.100(1.300) m y 1.700-1.800 m. Está presente en buena parte de las sierras béticas, páramos más elevados y cumbres de otras sierras elevadas (sierra del Carche, Salinas, sierra Espuña, Cambrón y sierra del Gigante), siendo muy incipiente en la sierra de la Pila.

Se caracteriza por la presencia de matorrales pulvinulares de caméfitos con Erinacea anthyllis, siendo la vegetación dominante carrascales, sabinares de sabina albar (Juniperus thurifera) o pinares de diversas especies. A su vez  son frecuentes arbustos espinosos, como Berberis hispanica, Rhamnus saxatilis o lastonares de Helictotrichon filifolium.

El tránsito hacia el piso oromediterráneo se establece por la paulatina desaparición de Quercus (carrascas y robles) hacia los 1.600-1.700 m, dejando paso en exclusividad al pino blanco (Pinus nigra subsp. clusiana) a partir de 1.700-1.800 m.

Piso oromediterráneo

Restringido a las zonas más elevadas de las sierras béticas (Revolcadores -Sierra Seca- y sierra de Taibilla), donde dominan los litosuelos calizos y dolomíticos. Debido a las bajas temperaturas invernales, buen número de plantas del matorral supramediterráneo tales como Salvia lavandulifolia s.l., Lavandula latifolia, etc., desaparecen o se hacen más escasas, quedando bosques abiertos de pino blanco (Pinus nigra subsp. clusiana) con enebros rastreros (Juniperus communis subsp. hemisphaerica), caméfitos pulvinulares como Vella spinosa, Genista longipes, Satureja intricata subsp. intricata o especies como Erodium daucoides, Asplenium celtibericum subsp. celtibericum, Helianthemum canum, Andryala agardhii, Santolina elegans, Fumana baetica, etc.

En algunos puntos cacuminales muy expuestos y venteados de sierra Espuña, Cambrón y diversos enclaves del Noroeste, en altitudes inferiores a los 1.600 m, se dan tránsitos puntuales hacia el piso oromediterráneo, en los que se presenta Genista longipes y Thymus serpylloides subsp. gadorensis, donde todavía puede observarse Juniperus phoenicea, por lo que a veces se ha denominado como oromediterráneo relictual, con plantas procedentes de otra época más fría.

b) Ombrótipos

De acuerdo con la última aproximación realizada por Rivas-Martínez, los límites pluviométricos entre los que se encuentra un ombrótipo pueden variar dependiendo de los índices de termicidad (It, Itc) y en consecuencia del piso bioclimático. Con carácter general, los enclaves más elevados presentan menos evapotranspiración, así como una mayor retención de agua del suelo en la época invernal.

A grandes rasgos, en Murcia podemos encontrar los ombrótipos indicados en el cuadro siguiente. En el Mapa 2 puede observarse el territorio ocupado por cada uno de ellos.

Ombrótipo PSemiárido 200-350 (400)Seco 350-500(600)Subhúmedo 500(600)-1000

P = precipitación en mm anuales

Semiárido

Extendido en la zona sur de la provincia, se adentra hacia el norte por el valle del río Segura hasta el embalse del Cenajo, cotas bajas de la comarca del Altiplano y campo de Lorca. Se presenta en la práctica totalidad del territorio murciano-almeriense y en menor medida en los subsectores Manchego-Espunense y Manchego-Murciano, Serrano-Estaciense y Ayorano-Villenense.

Dentro de este ombrótipo, el rango de precipitación varía desde los 200 mm, en algunos puntos cercanos a la costa (Cabo Tiñoso, Aguilas...), hasta los 400 mm en zonas próximas al embalse del Cenajo. Generalmente, las precipitaciones medias oscilan entre 250-350 mm.

La vegetación potencial dominante no permite la instalación de carrascales (Quercus rotundifolia) y corresponde, en zonas más frescas, a chaparrales de Quercus coccifera, que suelen convertirse en lentiscares dominados por Pistacia lentiscus, en los enclaves más cálidos. En zonas próximas a la costa pueden dominar palmitares (Chamaerops humilis) e incluso cornicales (Periploca angustifolia). En las zonas del interior, donde son frecuentes los litosuelos, se presenta una vegetación edafoxerófila de sabinares de Juniperus phoenicea y arnachares de Genista spartioides subsp. retamoides.

Seco

Presenta un límite inferior de precipitaciones que oscila entre 350 y 400 mm. El límite superior llega hasta 500-600 mm en las zonas montañosas (sierra Espuña y Noroeste). No obstante, en algunos puntos con suelos esquistosos de las sierras de Cartagena, Lorca y Puerto Lumbreras, puede observarse una vegetación correspondiente a este ombrótipo (presencia de Quercus rotundifolia) a partir de los 300-320 mm.

La vegetación potencial está representada por carrascales dominados por Quercus rotundifolia, más raramente lentiscares en zonas cálidas o sabinares de sabina albar (Juniperus thurifera) en zonas continentales. Con carácter relictual se presentan restos de alcornocales en suelos arenosos (Yecla). Sobre litosuelos suelen presentarse sabinares de Juniperus phoenicea o distintos tipos de pinares abiertos, sobre todo Pinus halepensis y Pinus nigra subsp. clusiana.

Subhúmedo

Presente en las sierras béticas del Noroeste, sierra Espuña, Cambrón, es incipiente en las sierras del Gigante y Salinas. Las precipitaciones oscilan entre los 500(600)-700 mm, permitiendo la instalación de distintos tipos de carrascales, pinares (sobre todo Pinus pinaster y P. nigra subsp. clusiana) y en zonas resguardadas restos de bosquetes mixtos de caducifolios con Acer granatense, Acer monspessulanus, Sorbus aria y Quercus faginea, o de Quercus ilex en Moratalla. Por lo general, los matorrales de la orla presentan gran número de plantas espinosas y arbustos caducifolios (Rosa sp. pl., Rhamnus saxatile, Berberis hispanica, Crataegus sp. pl., Amelanchier ovalis, Prunus spinosa, P. prostrata, P. mahaleb, Cotoneaster granatensis, etc.). También son muy frecuentes los retamares de iniesta (Cytisus reverchonii).

Régimen de precipitaciones

Independientemente de la cantidad absoluta de lluvia registrada en un pluviómetro, es de gran importancia la época en la que se produce, así como la torrencialidad, regularidad interanual, etc.

A grandes rasgos, atendiendo al régimen de precipitaciones, podemos establecer las siguientes zonas:

Montañas del Noroeste: constituyen las últimas grandes montañas béticas ubicadas en el extremo oriental, que reciben, aunque en escasa cantidad, precipitaciones procedentes de temporales de poniente, muy frecuentes en invierno. De este modo, aunque los máximos de lluvia son primaverales, los de invierno son considerables (hasta 26% del total). Las precipitaciones absolutas oscilan entre los 350 mm de Caravaca, hasta los 650-700 mm de las sierras al norte de Moratalla. Destaca la relativa pluviosidad del verano, con frecuentes tormentas y un total de precipitaciones que oscila entre el 15-18%.

Montañas y valles occidentales y centrales: comprende las sierras del Gigante y cabezo de la Jara, hasta sierra Espuña, Cambrón y Ricote. Presentan altitudes que llegan a los 1.500-1.600 m, lo que permite la penetración, en menor medida que en la zona anterior, de temporales de poniente. No obstante, sobre todo en sierra Espuña, son frecuentes las precipitaciones levantinas, así como tormentas veraniegas. Las zonas de llanura por el contrario son muy secas, ya que el efecto Foehn de poniente es acusado. Las precipitaciones oscilan entre los 280-600 mm.

Zona nororiental: comprende las llanuras y montañas del Altiplano hasta la sierra de La Pila y aledaños. Al norte presenta una clara influencia manchega con lluvias que llegan a través de los llanos albaceteños sin encontrar grandes barreras, aunque muy atenuadas. Su posición oriental permite la entrada de temporales levantinos, sobre todo en otoño. En conjunto, las lluvias invernales no son elevadas, siendo importantes las otoñales-primaverales. En verano, sobre todo en la zona de Jumilla hacia Cieza, son frecuentes las tormentas de granizo. Las precipitaciones oscilan entre los 200-400 mm.

Zona sur: corresponde al territorio más seco y cálido. Las precipitaciones son escasas, entre 200-400 mm, existiendo una mayor pluviometría en la parte oriental de Cartagena hasta San Javier, debido a la frecuente penetración de temporales de levante que afectan tan sólo a la zona litoral. No obstante, en la franja litoral son frecuentes las nubes de estancamiento, que aunque no dejan lluvias, proporcionan humedad y criptoprecipitaciones. En su conjunto, las precipitaciones son de origen levantino, menos marcadas cuanto más hacia el oeste. El máximo de lluvias es otoñal-primaveral. Las precipitaciones de invierno y verano suelen ser muy escasas.

Biogeografía

De acuerdo con la división biogeográfica propuesta por Rivas-Martínez, y con las posteriores aproximaciones, a nivel de sector y subsector, de autores murcianos y teniendo en cuenta la terminología fitosociológica sigmatista para las series de vegetación, en la provincia de Murcia se presenta la siguiente división biogeográfica (Mapa 3):

Región MediterráneaSubregión Mediterránea OccidentalSuperprovincia Mediterráneo-IberoatlánticaProvincia BéticaSector SubbéticoSubsector Subbético-MurcianoSector Guadiciano-BacenseSubsector Serrano-EstacienseSuperprovincia Mediterráneo-IberolevantinaProvincia Catalano-Valenciano-ProvenzalSector SetabenseSubsector Ayorano-Villenense

Provincia Castellano-Maestrazgo-ManchegaSector ManchegoSubsector Manchego-XucrenseSubsector Manchego-MurcianoSubsector Manchego-EspunenseProvincia Murciano-AlmerienseSector Alicantino-MurcianoSubsector Murciano-SeptentrionalSubsector Murciano-MeridionalSubsector AlicantinoSector AlmerienseSubsector Almeriense Oriental

Provincia Bética

Corresponde a gran parte de los territorios andaluces, llegando hasta Murcia a través de la comarca del Noroeste y sierras occidentales silíceas de Lorca y Puerto Lumbreras en el límite con Almería.

Sector Subbético

Comprende las altas montañas calcáreas del noreste de la provincia Bética (sierras de Segura, Alcaraz, Cazorla, Mágina, Sierra Arana, Sierra Horconera, etc., llegando hasta las estribaciones más orientales de las sierras de Moratalla y Caravaca). En general se trata de un territorio con precipitaciones relativamente elevadas, de máximos invernales y que presenta un número muy alto de endemismos.

Subsector Subbético-Murciano

Comprende las sierras de Segura más orientales de Albacete, (Nerpio, Letur, Socovos, Yeste) penetrando hacia el noroeste de la provincia de Murcia (Caravaca, Moratalla). Se trata de un territorio en el que la influencia bética está atenuada, con un régimen de precipitaciones de marcado carácter iberolevantino y lluvias más escasas que en el resto del sector subbético (430-700 mm). La continentalidad es manifiesta, lo que se plasma en algunas series de vegetación iberolevantinas, como la de la sabina albar (Junipereto phoeniceo-thuriferae S.), aunque bajo una serie particular, (pinetoso clusianae s.) muy bien conservada en la falda norte del Calar de la Santa y algunos puntos de El Sabinar e Inazares (Moratalla).

Las series de los carrascales meso y supramediterráneos béticos (Paeonio-Querceto rotundifoliae S. y Berberido-Querceto rotundifoliae S.) están también presentes aunque más empobrecidas y con elementos que indican cierta continentalidad. En las zonas más altas se presentan los típicos pinares de pino blanco (Daphno-Pineto sylvestris S.). Sin embargo, con carácter general, las comunidades vegetales presentan menor número de endemismos béticos que en el resto del sector Subbético y, por el contrario, mayor número de los de óptimo iberolevantino, sobre todo setabenses como: Linaria cavanillesii, Erodium saxatile, Lathyrus pulcher,Ferulago ternatifolia, Thalictrum minus subsp. valentinum, Galium valentinum, etc. En ambientes resguardados y especialmente húmedos se encuentran diversos elementos terminales de óptimo submediterráneo e incluso medioeuropeo tales como: Sorbus torminalis, Adonis vernalis, Centaurea alpina, Asplenium celtibericum, Taxus baccata, Potentilla pneummaniana, Parnassia palustris, Polygala calcarea, Tussilago farfara, etc. Son también destacables las comunidades de arenas dolomíticas, sobre todo las de la sierra de Villafuerte, con numerosos edafoendemismos. Debido a la menor pluviometría que en otros subsectores subbéticos, la vegetación caducifolia de Daphno-Aceretum granatensis queda relegada como vegetación permanente a umbrías y roquedos protegidos o vaguadas.

Por lo general, este subsector presenta pocos endemismos exclusivos, salvo Thymus funkii subsp. burilloi, Narcissus enemeritoi y posiblemente Odontites longiflora subsp. lateritia. Entre los endemismos béticos y subbéticos presentes, destacan: Allium chrysonemum, Andryala agardhii, Antirrhinum subbaeticum, Astragalus cavanillesii, Arenaria tenuis, Arenaria tetraquetra subsp. murcica, Armeria bourgaei subsp. willkommiana, Armeria villosa subsp. longiaristata, Carlina baetica, Centaurea granatensis, Cirsium acaulon subsp. gregarium, Cotoneaster granatensis, Crepis oporinoides, Genista pumila, Genista cinerea subsp. speciosa, Dianthus subbaeticus, Fumana baetica, Fumana paradoxa, Globularia spinosa, Hormatophylla longicaulis, Lactuca perennis subsp. granatensis, Laserpitium gallicum subsp. orospedanum, Linaria anticaria, Moehringia intricata s.l., Paronychia kapela subsp. baetica, Potentilla petrophila, Pterocephalus spathulatus, Ptilostemon hispanicum, Salvia phlomoides subsp. boissieri, Santolina elegans, Sarcocapnos baetica subsp. baetica, Satureja intricata subsp. intricata, Saxifraga camposii subsp. leptophylla, Scabiosa andryaefolia, Scorzonera albicans, Silene germana, Teucrium leonis, Thymus funkii subsp. sabulicola, Thymus funkii subsp. burilloi, Thymus orospedanus.

Los usos principales del territorio están centrados en la explotación forestal, aunque en menor medida que otros subsectores subbéticos, ganadería y agricultura extensiva (cereales y plantas aromáticas).

Sector Guadiciano-Bacense

Es un territorio bético muy continental, con precipitaciones relativamente escasas y con una fuerte influencia manchega. Se extiende por las sierras orientales de Granada, norte de Almería -María, Maimón- hasta Murcia, donde llega desdibujado a través de las sierras de la Torrecilla y Cabezo de la Jara (Lorca, Puerto Lumbreras).

Subsector Serrano-Estaciense

Corresponde a las montañas silíceas que suelen presentar afloramientos calcáreos en las cumbres. La serie de vegetación dominante con ombroclima seco (incluso con precipitaciones de 300 mm) es la del carrascal (Adenocarpo-Querceto rotundifoliae S.), generalmente muy empobrecida y representada por comunidades de degradación, a veces secundariamente por pino piñonero (Pinus pinea). En cotas bajas llega a presentarse el ombroclima semiárido. En vaguadas (sierra de la Torrecilla) se encuentran robledales relictos de Quercus faginea. En terrenos alterados son frecuentes los albaidales dominados por Anthyllis cytisoides, alternando con matorrales de Thymus zygis subsp. gracilis, Thymus baeticus, más raramente Lavandula stoechas, Cistus ladanifer, Euphorbia briquetii y Teucrium compactum. En los escasos afloramientos calcáreos (Cabezo de la Jara) se presentan con carácter relictual los endemismos béticos Centaurea granatensis, Lavandula lanata y Lavandula x losae.

Por lo general, este territorio presenta una agricultura marginal de secano, sobre todo de almendro y ganadería extensiva.

Provincia Catalano-Valenciano-Provenzal

Comprende los territorios de la franja litoral, desde el sur de Francia hasta Calpe (Alicante) penetrando hacia el interior hasta Yecla. Se caracteriza por un clima mediterráneo relativamente lluvioso en verano y con máximo de precipitaciones en otoño.

Sector Setabense

Corresponde al sector meridional con fuerte influencia manchega, balear y murciano-almeriense, en las altas montañas presenta muchas afinidades florísticas con el sector subbético.

Subsector Ayorano-Villenense

Corresponde a la zona continental del norte de Alicante y suroeste de Valencia, penetrando hacia Almansa, Caudete (Albacete) y Yecla (Murcia), en su parte más oriental, ya florísticamente muy empobrecido.

Se trata de un territorio con lluvias escasas y fuerte continentalidad, en el que domina el piso mesomediterráneo. La vegetación potencial es similar a la manchega, tanto bajo ombrótipo semiárido como seco, si bien son diferentes los matorrales. Cabe destacar la presencia de arenales donde incluso quedan con carácter relictual algunos alcornoque y una vegetación empobrecida con especies muy notables como Helianthemum guerrae, Orobanche tunetana, Linaria depauperata subsp. hegelmaieri, Silene otites subsp. otites, Vincetoxicum hirundinaria y Silene chamaedrifolia. Son buenas especies indicadoras de este territorio, aunque algunas se presentan en zonas colindantes: Erica multiflora, Guillonea scabra subsp. scabra, Sideritis tragoriganum, Thymelaea tinctoria subsp. tinctoria, Thymus piperella, etc.

Provincia Castellano-Maestrazgo-Manchega

Se extiende por gran parte de la meseta castellana, llegando hasta la mitad norte de Murcia y más al oeste hasta territorios muy continentales de Almería y Granada. Las precipitaciones son generalmente escasas y dominan los sustratos de naturaleza básica.

Sector Manchego

Es el más extendido, correspondiendo a buena parte de las llanuras manchegas con predominio del piso mesomediterráneo. Los elementos endémicos de este sector presentes en Murcia son: Genista mugronensis subsp. mugronensis, Teucrium rivas-martinezii, Helianthemum cinereum subsp. hieronymi.

Subsector Manchego-Xucrense

Corresponde al núcleo central de la provincia de Albacete, extendiéndose hacia las de Cuenca y de forma puntual a Valencia, Alicante y Murcia (zona norte de Yecla). Dominan las llanuras y montañas poco elevadas con altura media entre 700-1.000 m. En general se trata de un territorio con precipitaciones que no superan los 400 mm y un marcado carácter continental.

La serie de vegetación dominante corresponde a la del carrascal manchego mesomediterráneo (Querceto rotundifoliae S.) aunque en la actualidad su territorio original está ocupado por grandes extensiones de cultivos extensivos (cereal, vid, regadíos) o por matorrales ricos en Genista mugronensis subsp. mugronensis, Sideritis mugronensis (en Murcia S. tragoriganum), Salvia lavandulifolia subsp. lavandulifolia, Satureja intricata subsp. gracilis, Thymus zygis subsp. sylvestris, etc., en general se trata de un territorio relativamente pobre en endemismos.

Subsector Manchego-Murciano

Corresponde a los territorios más secos y cálidos del sector Manchego. Se presenta al sur de la provincia de Albacete y diversos puntos del norte de Murcia, llegando hasta las sierras de Salinas, El Carche, La Pila y zonas colindantes de la provincia de Alicante. Las precipitaciones oscilan entre 270 mm y 450 mm ya en el límite con el subsector Subbético-Murciano.

La serie dominante, bajo ombrótipo seco, corresponde a la del carrascal manchego meso y supramediterráneo (Querceto rotundifoliae S.), principalmente en las montañas y al chaparral-lentiscar manchego (Rhamno-Querceto cocciferae S.) bajo ombroclima semiárido, que es el dominante en buena parte del territorio. Puntualmente puede presentarse el piso termomediterráneo, con vegetación típicamente murciano-almeriense. Puntualmente, en la sierra de Salinas quedan reazos de bosque caducifolio-marcescente con Sorbus aria y Quercus faginea. El terreno es relativamente montañoso, con numerosas elevaciones de fuertes pendientes en las que se ubica, sobre litosuelos, una vegetación permanente muy característica de sabinares (Rhamno-Juniperetum phoeniceae) con mezcla de pinos carrascos (Pinus halepensis). Por lo general, el territorio está bastante alterado, quedando en la actualidad algunas extensiones de pinares de pino carrasco, matorrales y espartizales. Pinus nigra subsp. clusiana tiene carácter relictual en la sierra del Carche. A diferencia del resto del sector manchego, existe una flora muy variada con algunos endemismos exclusivos: Thymus funkii subsp. funkii, Thymus x paradoxus, Thymus x lainzii, Centaurea resupinata subsp. resupinata, Sideritis serrata (Tobarra), Helianthemum polygonoides (Tobarra). También son frecuentes los elementos levantinos en las montañas más orientales, tales como, Erodium saxatile, Saxifraga corsica subsp. cossoniana, Saxifraga latepetiolata, Iberis carnosa subsp. hegelmaieri, Linaria cavanillesii, etc. y por el contrario los béticos en las más occidentales (Teucrium leonis, Dianthus subbaeticus, Allium chrysonemum, etc.).

Abundan los cultivos de vid, cereales, almendros y de regadío, así como la ganadería extensiva. Son menos importantes las explotaciones madereras y la del esparto, en clara decadencia.

Subsector Manchego-Espunense

Corresponde a las sierras de Cambrón, Espuña, Ricote, El Gigante, Mojantes, La Zarza, así como las llanuras colindantes del campo de Caravaca hacia Topares y depresiones de Vélez Rubio hacia el oeste. Domina el piso mesomediterráneo en las llanuras, quedando el supramediterráneo en las cumbres.

La vegetación potencial en la zona mesomediterránea corresponde a la típica manchega, carrascales, chaparrales, e incluso restos de sabinares de sabina albar (Juniperus thurifera); sin embargo, los matorrales se asemejan bastante a los béticos. Las altas montañas pueden considerarse “islas béticas”, que además presentan una fuerte influencia levantina. Son particulares, en zonas cacuminales, los sabinares de Juniperus phoenicea con Lonicera splendida, así como la vegetación acantonada en roquedos subhúmedos con Acer monspessulanum, Centranthus lecoquii, Sorbus aria, Cotoneaster granatensis, Prunus prostrata, etc. De este modo, pueden observarse elementos de óptimo bético tan emblemáticos como Centaurea mariana, Hormathophylla cadevalliana y Lavandula lanata (sierra del Gigante), Viola cazorlensis y Gypsophila montserratii (sierra de Mojantes) e incluso Athamanta hispanica y Saxifraga camposii subsp. leptophylla (sierra Espuña), etc. La influencia levantina también es notable, pudiéndose observar Linaria cavanillesii y Erodium saxatile, así como otros elementos bético-setabenses como Thymus gadorensis y Genista longipes. Presentan particular interés los afloramientos silíceos de sierra Espuña, que permiten la instalación de interesantes jarales y matorrales con Erica erigena, Peucedanum officinale, Phyllirea media, etc. En matorrales de llanura es característica Sideritis leucantha subsp. incana y en yesos Teucrium balthazaris, que raramente llega al sector Almeriense. Estos matorrales en la zona más occidental están muy enriquecidos de elementos béticos.

Provincia Murciano-Almeriense

Incluye los territorios más áridos del sudeste peninsular, que presentan una gran influencia florística norteafricana, con géneros tan particulares como Periploca, Maytenus, Tetraclinis, Caralluma, Enneapogon, etc. Son muy frecuentes los elementos exclusivos, así como una vegetación muy particular a nivel de matorrales, sobre todo en suelos calcáreos, afloramientos de metales pesados (selenitosos) y terrenos yesíferos y salinos. Muchas de las especies presentan en estos territorios las únicas poblaciones europeas.

Entre los elementos con óptimo en esta provincia destacan: Allium melananthum, Anabasis hispanica, Anthyllis terniflora, Anthyllis x media, Artemisia barrelieri, Artemisia lucentica, Avenula murcica, Carduus valentinus, Diplotaxis harra subsp. lagascana, Erucastrum virgatum subsp. pseudosinapis, Guiraoa arvensis, Hammada articulata, Helianthemum almeriense s.l., Lafuentea rotundifolia, Limonium x arenosum, Limonium caesium, Linaria oligantha, Lycocarpus fugax, Moricandia foetida, Salsola genistoides, Santolina viscosa, Satureja obovata subsp. canescens, Sideritis murgetana subsp. murgetana, Teucrium carolipaui subsp. fontqueri, Thymus hyemalis, etc. Entre los iberoafricanismos y elementos paleotropicales emblemáticos destacan, sobre todo en el sector Almeriense: Achillea santolinoides, Amberboa lippii, Asphodelus tenuifolius, Astragalus algerianus, Astragalus lusitanicus subsp. lusitanicus, Argyrolobium uniflorum, Bellis annua subsp. microcephala, Brassica cossoniana, Brassica tournefortii, Calicotome intermedia, Caralluma europaea, Centaurea maroccana, Commicarpus africanus, Enneapogon persicus, Eragrostis papposa, Eryngium ilicifolium, Euphorbia dracunculoides subsp. incospicua, Euphorbia briquetii, Filago desertorum, Filago fuscescens, Filago mareotica, Filago micropodioides, Frankenia corymbosa, Galium brunnaeum, Halocnemum strobilaceum, Halogeton sativus, Helianthemum caput-felis (Pilar de la Horadada), Helianthemum viscarium, Lasiopogon muscoides, Launaea arborescens, Launaea lanifera, Leucanthemum decipiens, Leysera leyseroides, Lobularia lybica, Maytenus senegalensis subsp. europaea, Notoceras bicorne, Periploca angustifolia, Plantago notata, Plantago ovata, Pteranthus dichotomus, Reseda lanceolada s.l., Salsola webbi, Sanguisorba ancistroides, Scrophularia arguta, Senecio flavus, Senecio glaucus subsp. glaucus, Serratula mucronata, Sinapis flexuosa, Tetraclinis articulata, Ziziphus lotus, etc.

Sector Alicantino-Murciano

Corresponde a los territorios ubicados al norte, que llegan por la parte oriental hasta el Mar Menor y territorios costeros alicantinos. La mayor parte se incluye bajo el horizonte superior del piso termomediterráneo, siendo escaso el mesomediterráneo en las montañas (Carrascoy, etc.) y sobre todo en el subsector Murciano-Septentrional.

Entre los elementos que presentan su óptimo en este sector destacan: Centaurea saxicola, Sideritis glauca, Teucrium carolipaui subsp. carolipaui, Teucrium libanitis, Teucrium x estevei, Teucrium rivasii, Thymus moroderi, Thymus x diazii, Thymus x martinezii, Thymus x carrioni, etc.

Subsector Murciano-Septentrional

Corresponde a los territorios murciano-almerienses de mayor carácter continental e influencia manchega. Comprende los enclaves próximos al embalse del Cenajo y depresión de Calasparra hasta Jumilla y Cieza. El ombrótipo dominante, salvo en algunas cumbres montañosas, es el semiárido, presentándose como serie dominante la de chaparrales-lentiscares (Rhamno-Querceto cocciferae S.), que en la actualidad se conserva como un mosaico de comunidades en el que alternan estas formaciones arbustivas con pinares abiertos de pino carrasco, espartizales y tomillares-romerales. Las depresiones salinas y afloramientos margo-yesíferos están extendidos y presentan gran número de endemismos e iberoafricanismos. En las laderas montañosas sobre litosuelos, se instala el arnachar de Genista spartioides subsp. retamoides (Asparago-Genistetum retamoidis). Destacan a su vez los tomillares basófilos caracterizados por la presencia del endemismo exclusivo Thymus antoninae, acompañados ocasionalmente por elementos interesantes como Anthyllis lagascana, Sideritis leucantha subsp. bourgeana, etc.

Subsector Murciano-Meridional

Incluye los territorios de la vega baja del Segura, sierra de Carrascoy y aledaños, mitad oriental del campo de Cartagena hasta el Mar Menor. Domina el piso termomediterráneo, horizonte superior, con ombrótipo semiárido, dando lugar a la serie Chamaeropo-Rhamneto S., localmente puede aparecer el horizonte inferior en laderas muy soleadas. En Carrascoy se presenta el piso mesomediterráneo cálido, incluso con ombrótipo seco, lo que permite la instalación de carrascales de óptimo manchego, robledales (Quercus faginea) y jarales muy peculiares, relacionados con los de Sierra Espuña. En cotas bajas se encuentran con carácter relictual carrascales y alsinares termomediterráneos, procedentes de épocas pasadas más lluviosas. En dunas litorales (San Pedro del Pinatar) quedan restos de la antigua vegetación arbustiva dominada por Juniperus turbinata, que al parecer también contenía Juniperus macrocarpa.

Pueden considerarse como elementos propios del subsector: Sideritis murgetana subsp. littoralis, Helianthemum marminorense y Moricandia moricandiodes subsp. pseudofoetida.

Generalmente, las montañas presentan matorrales o pinares de repoblación. La zona de llanura y vega está completamente ocupada por cultivos.

Subsector Alicantino

Presente en el cuadrante noroccidental del sector. En Murcia llega hasta el sur de la sierra de la Pila (estación de Blanca-Abarán) a través de la sierra del Cantón, Barinas, etc. Domina el ombrótipo semiárido con vegetación típica murciano-almeriense. El territorio está bastante degradado y son frecuentes los matorrales y tomillares dominados por Thymus moroderi y cultivos en las cotas bajas.

En esta zona presentan su óptimo elementos como Astragalus hispanicus, Sideritis leucantha subsp. leucantha y Nepeta nepetella subsp. microglandulosa.

Sector Almeriense

Corresponde a los territorios occidentales de la provincia Murciano-Almeriense, llegando a través de las sierras litorales y sublitorales (Águilas, Lorca, sur de Sierra Espuña, sierras de Cartagena) hasta la mitad sur del Mar Menor.

Se caracteriza por presentar numerosos endemismos, iberoafricanismos exclusivos y elementos antiguos mediterráneos. También es notable la influencia occidental bética, sobre todo en los territorios almerienses.

Subsector Almeriense-Oriental

Corresponde a los territorios más orientales del sector. El horizonte inferior del piso termomediterráneo está ampliamente representado, pudiéndose ubicar cornicales con Maytenus senegalensis subsp. europaea y Periploca angustifolia (Mayteno-Periploceto S.). En algunas montañas (sierras de Almenara y Enmedio -Lorca, Puerto Lumbreras-) se alcanza el piso mesomediterráneo. Las precipitaciones varían entre 200 y 350 mm, siendo más abundantes en las sierras de Cartagena, donde en numerosos puntos existen indicios de un ombrótipo seco, favorecido por la presencia de sustratos volcánicos o silíceos y en los que quedan algunas especies paleomediterráneas notables. La vegetación potencial está constituida por formaciones arbustivas que incluyen palmitos (Chamaerops humilis), lentiscos (Pistacia lentiscus), Clematis cirrhosa e incluso la sabina de Cartagena (Tetraclinis articulata) en la parte más oriental del subsector. No obstante, debido a la degradación, actualmente son frecuentes los matorrales y espartizales que presentan numerosos endemismos e iberoafricanismos exclusivos. En depresiones y llanuras, donde las precipitaciones son escasas, es frecuente la presencia de formaciones dominadas por el arto (Ziziphus lotus). Son también frecuentes los retamares de pequeño porte dominados por Genista jimenezii que, en la zona más oriental, presentan Calicotome intermedia. En zonas resguardadas de las sierras de Almenara y Enmedio se instalan retazos del carrascal bético silicícola. En cabo Cope, Las Moreras y algunos enclaves de Cartagena quedan restos de una vegetación edafoxerófila muy interesante, dominada por Juniperus phoenicea (Chamaeropo-Juniperetum phoeniceae).

Entre los endemismos con óptimo en este territorio (sector y subsector), destacan: Anthemis chrysantha subsp. jimenezii, Astragalus nitidiflorus, Centaurea jimenezii, Chaenorhinum grandiflorum subsp. carthaginense, Cheirolophus mansanetianus, Cistus heterophyllus subsp. carthaginensis, Herniaria fontanesii subsp. almeriana, Limonium insigne, Limonium album, Limonium x coincy, Limonium carthaginense, Salsola papillosa, Salsola webbii, Sideritis ibanyezii, Sideritis pusilla subsp. carthaginensis, Teucrium freynii, Teucrium carthaginense, Teucrium lanigerum, Teucrium x eoulaidii, Teucrium x guemesii, Teucrium x portusmagnii. La mayoría de los iberoafricanismos enumerados anteriormente para la provincia corológica se presenta en este subsector. Se trata de un territorio muy degradado, en el que la influencia humana es intensa desde hace siglos. Por lo general, las zonas montañosas están bastante alteradas por la actividad minera y las llanuras presentan distintos tipos de explotaciones agrícolas, desde invernaderos hasta extensiones de algarrobos y almendros.

Vegetación

Para la interpretación de la vegetación actual es necesario conocer diversos aspectos paleobiogeográficos, así como la influencia real que ha tenido la acción antrópica.

A pesar de la alternancia de épocas frías o cálidas, secas o húmedas de los últimos milenios, podemos observar una flora y vegetación esteparia, adaptada a medios áridos, a veces muy emparentada con la norteafricana lo que indica que el sudeste ibérico ha sido en los últimos tiempos relativamente árido. Este fenómeno, unido a la fuerte acción antrópica desde épocas prerromanas, han hecho de Murcia en su conjunto un paisaje bastante degradado. Se conoce que con anterioridad a los romanos existía un importante comercio de esparto y que estas estepas más o menos naturales (Campus Espartarius) llegaban incluso al sur de Albacete.

El imperio romano provocó la roturación de las mejores tierras de labor, sobre todo para producir cereales, y la degradación de innumerables zonas mineras (sobre todo en la franja costera) que además necesitaban gran cantidad de madera. Con la caída del imperio romano se produjo un abandono del agro, que unido a una climatología favorable, permitió la recuperación de numerosas zonas. Con la llegada de los musulmanes se transformaron los actuales regadíos tradicionales así como numerosas tierras de labor. Sin embargo, los bosques estaban todavía relativamente bien conservados. Tras la ocupación castellana se sucedió un periodo relativamente turbulento con numerosas racias, guerras e incendios. Sin embargo, en los libros de cacerías se constata la buena salud de numerosos bosques (existían incluso osos). Con posterioridad a los Reyes Católicos se produjo un aumento de la tala de árboles para la construcción de barcos en Cartagena, que culmina con la creación de las provincias marítimas en el siglo XVIII, dedicadas en exclusividad a la provisión de madera para barcos. La zona norte del Reino de Murcia fue profundamente transformada, así como las zonas más próximas al mar (desde Moratalla hacia el sur) que fueron las primeras en ser expoliadas. En esta época desaparecen numerosos bosques de Quercus y Pinus, si bien están constatadas las repoblaciones forestales. También se produce la degradación de los sabinares y enebrales de La Manga, que debieron ocupar buena parte de la costa. Afortunadamente la explotación racional de algunos arbustos y árboles, como es el caso de la obtención del aceite de lentisquina del lentisco, permitió la supervivencia de numerosos lentiscares naturales.

Con el aumento de la población y el cambio de propiedades de las tierras a manos privadas (mitad del siglo XIX), la vegetación natural sufrió el último serio revés, desapareciendo casi en su totalidad los últimos carrascales, robledales, sabinares y lentiscares bien conservados. Esta época coincidió lógicamente con la extinción casi total de buena parte de una fauna hasta entonces común (ciervos, lobos, cabras, etc.).

Actualmente, de acuerdo con el mapa de cultivos y aprovechamientos de Murcia, la superficie ocupada por cultivos supera ligeramente el 50% del total; el resto corresponde en su mayoría a matorrales y pastizales con casi un 30%, seguida de formaciones boscosas (sobre todo pinares) que llega al 15%, aunque notablemente diezmada tras el incendio de Moratalla en 1994.

Los regadíos presentan una superficie de casi 200.000 Ha, aunque muchos dependen de la disponibilidad de agua; entre ellos destacan los terrenos de huerta con casi la mitad de extensión del total, seguido de frutales de hueso (melocotonero, albaricoquero, etc.), cítricos (limonero, naranjo) y en menor medida olivos, parrales, cultivos forzados, etc.

Los cultivos de secano ocupan más de 400.000 Ha, aunque una parte importante de ellos se presentan en estado de semiabandono. La parte más importante está ocupada por los terrenos cerealistas con exiguas producciones, sobre todo cebada, que suelen estar asociados a la explotación ganadera. Entre los cultivos leñosos destacan el almendro, la vid y en menor medida olivo, algarrobo, etc.

Los matorrales y pastizales están ampliamente extendidos, destacando los espartizales en cotas medias y bajas, que en otros tiempos tuvieron gran importancia económica. Son a su vez muy frecuentes los matorrales ricos en labiadas (Thymus, Teucrium, Sideritis, Lavandula, Rosmarinus, etc.) y cistáceas (Helianthemum, Fumana, Cistus) que frecuentemente suelen ser aprovechados para la ganadería extensiva, recolección de plantas aromáticas o explotación cinegética. Adquieren especial importancia los matorrales sobre yesos que presentan un gran número de edafoendemismos. En la mitad sur, sobre todo en las sierras litorales, son frecuentes los albaidales (Anthyllis cytisoides) principalmente sobre filitas y margas y los pequeños retamares de Genista jimenezii, entremezclados con otros matorrales, palmitares y pinares. De manera dispersa, se presentan cornicales de Periploca angustifolia. También son frecuentes en laderas margosas los matorrales muy empobrecidos dominados por Salsola genistoides que en las depresiones suelen estar domindas por almarjos y salaos (Atriplex, Suaeda, Sarcocornia, Arthorcnemum, etc.) Otro tipo de pastizales dominados por diversas especies de Stipa, Poa, Festuca, Helictotrichon filifolium o Brachypodium retusum están ampliamente extendidos en zonas altas.

Debido a la pertinaz sequía y a los incendios forestales, las formaciones boscosas naturales son cada día más escasas, aunque por contra existe un incremento en las superficies repobladas a partir de terrenos marginales. En el momento actual, las masas boscosas están dominadas por pinares (95%), algunos de ellos naturales o naturalizados a partir de bosques anteriormente degradados (sobre todo en el Noroeste). Además existen grandes extensiones repobladas en casi todas las sierras. El pino carrasco (Pinus halepensis) es el mejor representado en toda la Región; le sigue el pino blanco (Pinus nigra subsp. clusiana) extendido en cotas altas del Noroeste hasta sierra Espuña y sierra del Carche y en menor medida el pino negral (Pinus pinaster), presente en zonas relativamente lluviosas desde el Noroeste hasta sierra Espuña. El pino piñonero (Pinus pinea) es más puntual, existiendo algunas poblaciones en sierras silíceas sudoccidentales, vaguadas dispersas por el centro y Altiplano.

Las formaciones en las que participa la sabina de Cartagena (Tetraclinis articulata) son testimoniales y quizás nunca llegaron a formar bosques.

Los carrascales (Quercus rotundifolia) en clara recesión, están presentes formando pequeños bosquetes, con superficies que no superan las 200 Ha, en las montañas del interior, siendo anecdóticos en la zona costera. En su mayoría están en estado avanzado de degradación o mezclados con pinares. Otras extensiones con lentiscares o chaparrales están muy reducidas o se encuentran actualmente como sotobosques de pinares.

La presencia de caducifolios es puntual, quedando con carácter testimonial en vaguadas, barrancos y ríos, bosquetes con Populus, Ulmus, Fraxinus o Quercus faginea. En roquedos protegidos quedan restos de caducifolios como Acer granatense y Acer monspessulanum, Sorbus aria, etc. También son frecuentes los bosquetes de taray (Tamarix) o baladre (Nerium oleander) en cauces de ramblas y márgenes de embalses.

Las formaciones con Juniperus suelen estar restringidas a condiciones edafoclimáticas desfavorables. En consecuencia son testimoniales los sabinares costeros de Juniperus turbinata. Los de Juniperus phoenicea están relativamente bien representados en litosuelos del interior, frecuentemente acompañados de pinares abiertos. La formaciones de sabina albar (Juniperus thurifera) están muy alteradas, salvo algunas del Calar de la Santa, quedando restringidas a zonas continentales de Moratalla y Caravaca. Los enebrales raramente se presentan como formaciones monoespecíficas y suelen formar parte de sabinares, pinares y carrascales.